El tema de hoy será polémico. Vamos a hablar de lo que todo el mundo ama, pero que no sabemos lo mal que hace: comida rápida y grasas trans. Aquel olor de la plaza de alimentación que te laza el estómago y resulta difícil luchar contra el.
Y entonces ¿Podemos darnos el derecho de comer a veces? ¿O es mejor evitar siempre?
¿Qué es la comida rápida?
Nuestra sociedad últimamente se ha vuelto muy apresurada. Un reflejo de toda esta carrera se muestra claramente en las alimentaciones. Hoy, por desgracia, no tenemos más tiempo para disponer en la preparación de cada comida en nuestro día a día corrido. Fue de esa rutina que surgieron los fast-food (del inglés: comida rápida).
La comida rápida se sabe que se refiere a todos los alimentos preparados en un pequeño intervalo de tiempo. Además, de su consumo por conveniencia. El hecho es que ese hábito alimentario se ha convertido en un elemento cultural en diversos lugares alrededor del mundo. Por cierto, sólo 13 países en el mundo no tienen una tienda de la red más famosa, McDonald’s. La triste parte es que, en cada lugar donde la comida rápida es cultural, el aumento de personas con obesidad también es cierto.
Normalmente, las comidas rápidas son muy calóricas. Aún más si se piensa que son alimentos como: sándwiches, pizzas, papas fritas, hamburguesas, milkshakes, nuggets y helado. Este alto contenido de calorías favorece la ganancia de peso.
¿Y por qué me gustan tanto?
Pero calma, super entendemos esa voluntad de comer estos alimentos. Primero, por qué son ricos en carbohidratos simples y otros componentes, como la sal, la grasa y los conservantes artificiales. Y eso hace que el organismo pase primero por un estado de éxtasis por el efecto del azúcar en el cerebro. Este bienestar de momento es la justificación que usamos para alimentarnos mal cuando estamos estresados, tristes, aburridos, preocupados. El problema está en las consecuencias posteriores. Pueden ser graves, como la hipertensión, las enfermedades del corazón y la obesidad.
¿Qué pasa con mi cuerpo al consumir comida rápida?
10 minutos después: Euforia
La ingesta de un exceso de calorías proveniente de una fuente alimenticia traerá una sensación de seguridad en el cerebro. Esto sucede porque nuestro cuerpo está acostumbrado a pensar que cuanto más calorías consumir, mayor será el stock en posibles tiempos de “sequía”. Es una cuestión evolutiva. En ciertos momentos, nuestros antepasados necesitaban consumir grandes cantidades de calorías para sobrevivir. Por eso, al ingerir un graso y calórico merienda, los primeros sentimientos serán de confort y felicidad.
20 minutos después: Pico de glucemia
Una sustancia muy usada en la producción de panes de comida rápida es el jarabe de fructosa. Es una sustancia de alto índice glucémico. Es decir, entra rápidamente en el torrente sanguíneo, aumentando los niveles de glucosa en la sangre. Cuando ocurre el pico de azúcar en la sangre, se hace la producción de dopamina. La dopamina es una sustancia que causa sensación de bienestar y placer. Esta sensación es similar a lo que se siente al consumir ciertas drogas, lo que explica el porqué de que muchas personas se vuelvan adictas a ese tipo de alimentación.
30 minutos después: Pico de presión
Después de media hora de la ingestión de ese alimento, la concentración de sodio va a estar en exceso en la sangre. Para ayudar a recuperar el equilibrio del cuerpo, el riñón eliminará más agua para reducir esa concentración. La concentración de sodio de la sangre se produce como consecuencia de la alta ingestión de la sal.
40 minutos después: Voluntad de comer más
Aquí empiezan los síntomas de hambre de nuevo. Todo esto debido al descontrol del azúcar sanguíneo. Después de la ingestión del alimento, como se mencionó anteriormente, ocurre el pico de glucemia. En ese pico el organismo está obligado a liberar hormonas que hacen el azúcar en la sangre bajar, para restablecer la normalidad. El problema es que cuando tenemos baja de azúcar en la sangre, el cuerpo siente señales que indican hambre, pues sus niveles de azúcar necesitan subir. Es decir: una sensación falsa de que necesitamos más comida.
60 minutos: Digestión lenta
Lo normal es que el cuerpo demore de 24 a 72 horas para digerir totalmente una comida completa. Sin embargo, estos alimentos por ser ricos en grasas (incluso la trans – guárdate este nombre) y conservantes, hacen que ese alimento demore más de 3 días para ser digerido.
A largo plazo: Otras alteraciones sistémicas
.Ganancia de peso, debido al exceso de calorías;
.Cansancio, debido al exceso de carbohidratos;
.Aumento del colesterol, por contener grasas trans;
.Espinas en la cara, pues el aumento del azúcar en la sangre favorece el surgimiento del acné;
.Hinchazón, debido a la retención de líquidos que el exceso de sal causa;
Grasas Trans: las grandes villanas de la alimentación moderna
¿Recuerdas lo que pedí para que te guardas? Grasas trans, ese es el nombre. Vamos a tener un pequeño pedazo del texto separado sólo para conocer mejor este pequeño pueblo tan presente en nuestras vidas!
Después de todo, ¿qué son las grasas trans?
Las grasas trans son un tipo específico de grasa formada a partir de un proceso industrial o natural (este fenómeno ocurre en el rumen de algunos animales). La formación de ella ocurre básicamente en el cambio de lípidos insaturados que contienen una o más dobles conexiones en una configuración diferente, conocida como trans que están muy presentes en alimentos industrializados.
¿Para qué sirve las grasas trans?
En el proceso de hidrogenación industrial, las grasas trans son transformadas de aceites vegetales líquidos en grasa sólida a temperatura ambiente. Su uso es conocido por mejorar la consistencia del alimento, aumentar la vida de estante (durabilidad) y mejorar el sabor.
¿Este tipo de grasa hace mal para la salud?
¡Sí mi gente! Y cómo lo hace. El consumo excesivo de alimentos ricos en grasas trans puede causar un aumento del colesterol total y el colesterol malo (LDL), la reducción de los niveles de colesterol bueno (HDL). Provoca acumulación de grasa en la región abdominal. Y esto causa un aumento del riesgo de complicaciones cardíacas, como infartos y derrames. Además de todo, es importante recordar que no hay información o estudio disponible que pueda atestiguar que las grasas trans pueden traer cualquier beneficio a la salud.
Debemos tomar conciencia…
Este tipo de alimento está cada vez más presente en nuestras vidas. Están incorporados a nuestros hábitos alimenticios y necesitamos saber que tener esa práctica como costumbre nos coloca en grandes riesgos. Los índices de enfermedades coronarias, obesidad y diabetes en la actualidad, aumentan día a día. Están llegando a niveles preocupantes, de hecho.
El sedentarismo aliado a la falta de tiempo para realizar comidas y otras actividades fuera del trabajo, está dejando todo peor. La salud está siendo olvidada y dejada como segunda opción, pues siempre estamos ocupados, ¿no es así?
El problema debatido, de la gran concentración de grasas, azúcares y sal en todo fast-food todavía puede ser empeorado cuando el consumidor, sin tiempo para alimentarse, come conduciendo, frente al ordenador o incluso al teléfono. Estas situaciones hacen que el individuo no se concentre en lo que está comiendo y no preste atención a la masticación, que se ve perjudicada. Para la curiosidad, la masticación es la primera parte de la digestión, o sea, cuando no estamos atentos a nuestra ingesta, ocurre daños en nuestra absorción de nutrientes, que ya son poco presentes en esos alimentos.
¿No puedo comer nunca entonces?
¡No! Comer una comida rápida no está expresamente prohibido. Sin embargo, es necesario que todos tengan sentido común al asistir a estas redes de comercialización. Tener una alimentación balanceada rica en nutrientes y practicar ejercicios físicos mantiene el cuerpo sano.
Y quien es sano puede darse el lujo de, a veces, ir a algún fast-food. Esto no debe convertirse en un hábito, mucho menos sustituir la alimentación básica. Así como los adultos, los niños pueden serporádicamente y en pequeñas cantidades. Pero nunca puede ser parte de lo cotidiano, mucho menos ser usado como recompensa. Los niños no deben atar el pesaje con: comer mal porque hizo algo bueno!
¿Y usted? ¡Cuénteme! ¿Cuál es su relación con la comida rápida? ¿Sientes ganas o pasan ganas?
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